Decididamente a la edad de quince años tomo el camino del arte con la seriedad y la entrega de un profundo enamorado de la creación. De esta manera empezó como auto didacta cuando apenas tenía quince años, llegando a la Academia (Academia Superior de Artes de Bogotá) en 1992, con cuatro precoces años de autoformación, determinantes para siempre mantener su propia libertad y criterio creativo ante la “nueva ola posmodernista”, que arrasa y contamina al verdadero arte.
Principalmente pintor, en este espacio quiere enseñar una de sus múltiples facetas desconocidas, y es su amor por la cerámica; seducido por la dúctil materia y la mágica alquimia de los elementos, comenzó su primer acercamiento a este medio de manera atrevida, osada y tal vez para muchos irrespetuosa, pues de un solo tajo lo abordo por primera vez con sus dos obras en bajo relieve en mural, demostrando, de nuevo, que la materia es solo el medio del espíritu y sabiendo dialogar con ella se trasmite la esencia de la creación, y para esto que mejor que la arcilla.
Ahora se encuentra explorando una faceta más humilde, pero no por esto menos importante, y es la exploración sensible y creación de aerófonos y diversos instrumentos inspirados en nuestros amados precolombinos; así, de su manos emergen ocarinas, flautas, tambores de agua y un sinfín de hermosos objetos que trascienden en su belleza el arte y se hacen vida a través de sus sonidos y armonías.